En tiempos prehispánicos compartía territorio con Santa Cruz de La Palma y Breña Alta formando el llamado señorío de Tedote. Desentrañando el topónimo «breña» descubrimos que significa terreno agrietado y lleno de maleza, pero esto no fue un impedimento para el pueblo conquistador; pronto poblaron y modelaron las tierras pedregosas de gran potencial agrícola.
Hasta 1634 estuvo vinculada a la vecina Breña Alta, constituyendo ambas parte de una gran dehesa comunal donde se alimentaban los numerosos rebaños de ganado. También juntos, comparten tradiciones y paisajes.
Actualmente está configurada por una ladera de 15 km. de extensión desde la cumbre, donde el pico Birigoyo (1808 m.) es su punto más álgido, hasta la costa donde rompe el mar entre las caletas de La Ballena, Charco Lino y Piedra Menuda. Su paisaje se formó a partir de erupciones cuaternarias recientes, los volcanes del Zumacal, La Montaña de La Breña o Montaña Pavona ratifican esta realidad en la que hoy se asientan San José, San Antonio, El Socorro, La Polvacera, El Fuerte, La Montaña, Las Ledas y Los Cancajos.
Generaciones de paisanos vivieron de una economía agrícola de autoconsumo; la viña y el tabaco crecieron con especial empeño en las tierras de Breña Baja, sin olvidar las papas, boniatos, hortalizas, frutales, plátanos…
El benévolo clima y las cercanías a la Capital propiciaron que estos lares fueran codiciados por las familias adineradas para asentar aquí sus espaciosas haciendas. En la actualidad, esto sigue siendo una constante configurando una hermosa zona residencial en la que prosperan los diferentes sectores económicos, pero, muy especialmente, el turismo.
COSTUMBRES vinculadas a los campos
En los campos de esta zona crecen los castaños desnudos en invierno, reverdecidos por los tiernos brotes en la primavera y con una nutrida copa verde durante el verano, el dorado de sus hojas llega en otoño y con él su fruto. A las castañas y al vino, de gran tradición en esta comarca, se vincula la popular festividad de San Martín. La celebración tiene lugar el 11 de noviembre; ese día se abren las bodegas y se prueban los nuevos caldos, cuyos mostos reposan guardados desde el verano. Vino, carne de cochino y castañas asadas convocan a familiares y amigos a pasar la velada como se viene haciendo desde tiempos inmemoriables. El clásico sonsonete «San Martín tirintintín, fuego a las castañas y manos al barril» se repetirá incesantemente en esta fecha otoñal tan arraigada entre el pueblo palmero.
Pero en este territorio también crecía el lino y las papas de secano. Era costumbre arar la tierra con ayuda de la yunta de bueyes, el terreno quedaba suelto y aireado, luego se abonaba con el estiércol recogido de los corrales del ganado. El día de la siembra cooperan familiares y vecinos; los tubérculos se parten en porciones desde el día anterior y van depositándose en los surcos recién abiertos, se cubren de tierra y, pasadas unas semanas, las papas comienzan a despuntar. En la siembra de secano el campesino mira al cielo esperando las lluvias que han de alimentar los cultivos y lograr así una buena cosecha. Estas viejas labores vinculadas a una economía de subsistencia se siguen practicando, con la diferencia de que una mala cosecha ya no significa hambre.
CREENCIAS en personas que sanaban los males del cuerpo
Décadas atrás era usual oír hablar de curanderos, sanadores, yerberos, santiguadores; todos ellos relacionados entre sí porque se creía que tenían el don de curar las diferentes enfermedades.
Infusiones de hierbas, cataplasmas, frotaciones, rezos… ayudaban a sanar los padecimientos del cuerpo. Pero existía un mal que afectaba a todos los seres vivos; animales, plantas y personas sentían los efectos del llamado «mal de ojos». Se dice que lo causan individuos con fuerza de vista y la codicia o la envidia desataba estas miradas malignas. Las plantas se marchitan, los animales alteran el comportamiento, pelean entre sí y dan patadas cambiando sus hábitos alimenticios; los niños lloran sin razón aparente, la fiebre y la inapetencia son los síntomas de la enfermedad.
El santiguador sanará «el mal de ojos» con los rezos y oraciones de San Luis Beltrán. Cuando desempeña su papel siente invadir su cuerpo por fatigas y desmayos, averiguando si es hombre o mujer el que miró con malos ojos. Un largo recitativo se repite tres veces al día y no es necesario que el aojado (enfermo) esté presente, ya que puede curar a distancia.
Para preservarse del mal las personas se dibujan cruces en la espalda, usan amuletos, se ponen prendas al revés… creyendo paliar así esta arraigada creencia.
TRADICIÓN del Día de La Madre
Los habitantes de la Localidad presumen de haber sido el primer Municipio español en celebrar la festividad del «Día de La Madre». Desde 1936 se instituyó como fiesta perpetua en honor a la maternidad el tercer domingo del mes de mayo, y gracias a ello reciben el título de Muy Noble y Honorable Villa concedido por el Ministerio de La Gobernación en 1947.
Breña Baja irradió esta tradición al resto del territorio nacional y la flor de la rosa se erigió como símbolo de la madre que da la vida.
En este día es tradicional realizar actividades culturales y litúrgicas y se homenajea a la madre más joven y a la más anciana de la localidad.
FIESTAS de cruces y onomásticas
El calendario de festividades está marcado por hechos que han acontecido a lo largo de la Historia: el nacimiento de Cristo, su crucifixión, martirios de santos, hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a hacer el bien, solsticios, la siembra, la recogida de las cosechas… infinidad de motivos por los que las gentes se unen con alegría durante las fiestas.
Tras las entrañables Navidades llega la primavera, y con ella la festividad de San José, el 19 de marzo. A continuación toda la Breña se viste de gala en el tradicional día de la Cruz; en la víspera del 3 de mayo se adornan con flores, papeles de colores, telas y joyas. La decena de cruces que se encuentran diseminadas en los distintos barrios tienen como ingredientes la imaginación, el trabajo compartido y la devoción para crear estas pequeñas obras de arte; con el olor a faya y brezo recién cortados pregonan su presencia a los muchos peregrinos que las visitan.
La conmemoración en honor a las madres es el tercer domingo de mayo, al que le sigue San Antonio el 13 de junio, cuya onomástica se festeja en el barrio que lleva su nombre.
En el período estival se multiplican las fiestas. El Corpus Christi en junio se traduce en alfombras y arcos elaborados por maestros artesanos con materiales naturales.
Las fiestas copatronales de Santiago y Santa Ana tienen lugar el 25 y 26 de julio; en ellas los romeros suben la imagen del Apóstol desde San Antonio hasta el núcleo poblacional de San José, tras la alegre romería y una verbena culmina la jornada.
Cuando declina el mes de agosto, los festejos en honor a Nuestra Señora de El Socorro ponen el punto y final a las fiestas en Breña Baja.
SUGERENCIAS
Muchas son las viejas sendas que comunican los distintos pagos del Municipio; practicando el senderismo podremos disfrutar de la belleza y variedad de sus paisajes, su clima templado, la presencia de una vida campesina que mantiene las tradiciones sin renunciar a las ventajas de progreso moderno y descubrir que La Palma es un lugar privilegiado.
Proponemos paseos por el camino del Zumacal que enlaza El Tonolero hasta llegar a la ermita de El Socorro. Otro camino es el de La Ventrecha que parte desde La Cuesta de San José (San Antonio) hasta el centro de artesanía La Carnicería. El Callejón de Cuba que transcurre entre San José y San Antonio, entre otros.
Para los más dinámicos les invitamos a la ruta que parte desde La Cuesta de La Pata hasta Cumbre Vieja. El itinerario va de mar a cumbre y parte de la zona conocida como el Horno de La Cal, pasando por la ermita de El Socorro, El Tonolero, El Zumacal y desde ahí accedemos por el Callejón de Cuba y tomamos rumbo a La Montaña de La Breña. Una vez allí, por el camino de La Ratona, iremos ascendiendo hasta las zonas cumbreras donde podremos enlazar con una encrucijada de senderos turísticos.
Sumergirnos en las aguas de Los Cancajos, practicar deportes náuticos o simplemente descansar sobre las arenas volcánicas de sus playas pueden ser otras opciones a tener en cuenta.
PUNTOS DE INTERES
San José
Es el núcleo poblacional del Municipio situado a 300 m. de altitud; se halla atravesado por el Barranco de Amargavinos y en torno a sus calles se dispone un pueblo nuevo donde discurren apaciblemente las vidas de sus moradores.
La antigua iglesia de San José eleva su singular espadaña como testigo de una arquitectura del pasado. De su primitiva fábrica poco resta; la original ermita de 1637 fue ampliada en posteriores centurias y actualmente está declarada Bien de Interés Cultural. Sus campanas aguardan silenciosas volver a tañer cuando los muros y tejados sean restaurados.
Entre tanto, desde 1973, un nuevo templo, muy cerca del anterior, acoge un conjunto de imágenes de gran belleza veneradas por los fieles de la localidad. La talla creada en el siglo XVII del patrón San José convive junto a la imagen de candelero de La Virgen del Rosario, patrona del Municipio.
Junto al moderno Ayuntamiento se encuentra el conjunto escultórico dedicado a las madres, en el que madre e hijo reposan en un lecho pétreo común.
En los aledaños de San José se alzan majestuosas varias haciendas edificadas en otros tiempos. Importantes familias de la Capital fijaron en tierras breñuscas las residencias de verano; en ellas disfrutaban del campo y del buen clima de la zona. La casa Fierro Torres y Santa Cruz, del siglo XVIII (Bien de Interés Cultural), es un claro ejemplo. Sus viejos muros deteriorados nos muestran las formas de construcción de la época y cuenta con una era, lagar, aljibe y numerosos huertos que rodean el edificio.
Los Cancajos
Está ubicado en la costa y constituye el eje turístico de la vertiente oriental de la Isla. Aquí, oscuras coladas lávicas se adentran en el océano creando un paisaje espectacular del que podremos disfrutar desde el paseo que se dispone a lo largo del litoral.
Una rica vegetación endémica capaz de soportar la brisa cargada de salitre tapiza el terreno volcánico sobre el que se asientan los complejos turísticos que brindan una variada oferta alojativa. Sus encantos continúan en las orillas de las playas de Varadero y Playa Nueva donde las aguas llegan mansas hasta las arenas negras.
En la vía de acceso desde la Capital se disponen varios miradores que nos ofrecen bellas perspectivas sobre el mar.
Coronando el acantilado de Los Cancajos destacamos la llamada Torre Vandama. Es un amontonamiento de piedras que se distribuyen de forma escalonada como resultado de la limpieza del terreno para favorecer la labranza y el cultivo. Antaño se utilizó como secadero de tunos e higos, y debe su nombre al apellido flamenco de los antiguos propietarios de la finca.
Montaña La Breña
La Montaña de La Breña es un cono volcánico antiguo formado potencialmente de piroclastos (pequeños fragmentos de proyección volcánica). Su silueta redondeada se divisa desde lejos y en su cima, a 565 m. de altitud, existe un bello mirador del que se ven amplias panorámicas desde el mar hasta las cumbres. En este lugar se colocó una cruz con motivo de la entrada en el siglo XX, en 1901.
La vegetación con abundancia de faya, brezo, helechos… crece entorno a este hito geológico; en sus faldas se localiza un centro recreativo y de acampada que por su proximidad a los centros neurálgicos de la Isla hace que sea altamente frecuentado.
Hacia el monte podremos observar antiguas casas de labranza junto a restos de muros de piedra que parcelaban un territorio dedicado, en otros tiempos, a cultivos de secano.
Parador Nacional de Turismo
Breña Baja ha sido la localidad elegida para ubicar unas instalaciones de tan alto prestigio dentro de la oferta alojativa como es el Parador Nacional de Turismo. En el entorno natural donde se asienta se localizan especies de transición entre las zonas costeras y de las medianías; plantas tan emblemáticas como las altivas palmeras y los dragos proliferan en estas latitudes favorecidas por el excelente clima.
Casi 25.000 m. cuadrados, próximos a San José, se han destinado a recrear un mundo que nos da la opción de aislarnos de las prisas y el ruido. Este moderno edificio está inspirado en el pasado donde piedra, madera, teja y cal se combinan constituyendo los materiales básicos de la arquitectura isleña. Diferentes fachadas se retranquean articulándose en torno a ellas hermosas balconadas que se abren hacia el mar. Amplias zonas verdes realzadas por las numerosas plantas endémicas envuelven este rincón sin
que perdamos el contacto con la naturaleza.
Las Salinas
En la zona de Los Cancajos, junto al mar, se encuentran las salinas que datan del siglo XVIII. La familia de los Fierro apostaron por esta pequeña industria dedicada a la extracción de la sal como elemento básico para la conservación de carnes y pescados.
Una hermosa portada de piedra tallada nos da paso a estas singulares instalaciones con sus regulares pocetas en las que se desecaba el agua de mar captada desde la caleta al ser elevada por dos viejos molinos de viento. Cosederos, secaderos, pozos y una tradicional casa de dos plantas completan esta edificación heredada que nos verifica lo que fue una importante actividad económica en el pasado.
Mirador de La Cumbre
A los pies de la Montaña de La Venta, a 1300 m. de altitud, se encuentra un excelente mirador desde donde divisaremos parte de las cumbres de la Isla. A él podemos acceder a través de la carretera del Refugio de El Pilar que pasa por San Isidro y nos conduce a la otra vertiente. El bosque de laurisilva trepa por las laderas cubriéndolas con un espeso manto verde hasta mezclarse con la zona de pinar. Aves como el pinzón azul, el herrerillo, águilas ratoneras y las propias grajas, sobrevuelan los limpios cielos formando parte del ecosistema del lugar.
Salpicados en el territorio se ven lejanos los poblamientos de Santa Cruz de La Palma, Las Breñas y Mazo; pero más distantes aún, sobre el horizonte marino, se dibuja el Teide junto a la hermana isla de La Gomera.
Camino del Tonolero y la ermita de El Socorro
Estrechos callejones entre cultivos de plátanos nos conducen hasta la zona del Tonolero; aquí un conjunto de centenarios dragos nos muestran sus majestuosos portes aferrándose a la tierra en un intento por seguir creciendo. El camino enlaza El Zumacal con El Socorro donde se halla la ermita del siglo XVII. Gruesos muros almenados arropan esta pequeña joya arquitectónica en la que parece haberse detenido el tiempo. Fue fundada por un rico hacendado como promesa por haber salvado la vida en circunstancias peligrosas; de ahí deriva su devoción hacia La Virgen del Socorro. La exquisita talla de la imagen se preserva en el interior del edificio y fue realizada por artistas palmeros.
Hermosos ejemplos de casas solariegas con balcones se abren hacia el naciente, viejos inmuebles con ostentosas portadas, antiguas haciendas propiedades de personajes influyentes en el panorama económico y cultural de la Isla, visten este rincón particularmente pintoresco.
Relativamente cerca de este lugar, en el camino de La Pata y en la playa de El Fuerte, perduran los restos de antiguos hornos de cal. En sus cuerpos cónicos se introducían las piedras calizas traidas desde las islas orientales y se cocían lentamente hasta lograr el polvo blanco con el que se desinfectaban las aljibes y se enjalbegaban (pintaban) los paramentos.
La Carnicería
En el rehabilitado edificio conocido como «La Carnicería» se despachaba carne, dos veces a la semana, hasta los años treinta. El inmueble, construido en el siglo pasado, se encuentra en el extraradio de San José y ha sido acondicionado con el fin de albergar el Centro de Exposición y Venta de Artesanía Tradicional. Se ha querido preservar no sólo el nombre sino también las características arquitectónicas del edificio. Sus modestas proporciones no han sido ningún impedimento para que estén presentes una variada gama de productos artesanos y agroalimentarios del municipio de Breña Baja.
De la vara de follao, especie que crece en los cercanos bosques de laurisilva, y del castaño se extraen largas tiras vegetales que se trenzan, con la ayuda de las herramientas apropiadas y con manos fuertes, los cestos de varios tipos y tamaños, envoltorios para botellas, garrafas… así como otros objetos de utilidad. Las palmeras, tan presentes en el paisaje breñusco, también brindan sus alargadas hojas al artesano para dar forma a esteras, ceretas, abanadores, bolsos y sombreros.
La cestería de colmo y zarza, delicados bordados, labores de macramé, ganchillo, frivolité, hermosos tejidos de lino, lana y trapos realizados en los viejos telares de madera de tea, tienen cabida en este acogedor recinto.
También se muestran trabajos en madera y cerrajería así como el artesano cerero hace velas con la cera natural de abeja y otros productos derivados. Se podrán adquirir ricos dulces de repostería tradicional, miel, mermeladas, mojo, licores, vinos y los afamados tabacos de reconocido prestigio internacional.
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