Este rincón de la Isla, situado al noreste, se extiende de mar a cumbre sobre una superficie de 43 km. cuadrados. Los límites con los vecinos municipios San Andrés y Sauces y Garafía vienen determinados por los barrancos de La Herradura (al sur) y de Franceses (al norte). Su ubicación favorece la abundancia de nubes que alimentan la masa vegetal de laurisilva y enriquecen el acuífero.
Este lugar se denominaba Tagaragre antes de que los conquistadores peninsulares lo colonizaran; la actividad ganadera del antiguo pueblo dio paso a la fragmentación de la tierra para su explotación agrícola. Los cultivos de caña de azúcar, viña y cereal se fueron sucediendo a través de los siglos en este municipio dependiente del beneficiado de San Andrés y Sauces hasta 1678, año en el que logró independizarse.
La escasez de agua provocó fuertes períodos de crisis y los habitantes se vieron abocados a la emigración hacia Cuba y Venezuela. El importante éxodo migratorio hizo retroceder la población, pero los isleños retornados invirtieron sus fortunas en la compra de las tierras que hasta el pasado siglo estaban en manos de una minoría terrateniente. Estas gentes, de espíritu emprendedor, cambiaron el panorama económico; se abrieron carreteras que rompían con el aislamiento y numerosas galerías alumbraron las aguas que llevaron a la agricultura de regadío a ocupar un lugar relevante. Las plantaciones de plátanos, papas, aguacates, cítricos… constituyen la base de la economía local sin obviar el sector turístico, que cada vez más se ve atraído por el patrimonio natural de la Comarca
Ancestrales baladeros aborígenes y legendarios bailaderos brujeriles
Los pastores prehispánicos de la Isla conducían sus rebaños hasta los baladeros, lugares llanos y altos donde acudían para hacer sus rogativas a los dioses en períodos de sequía prolongada. Las crías se separaban de sus madres y los animales se privaban de tomar alimentos durante varios días; así los balidos desesperados del ganado se confundían con los lamentos y gritos de un pueblo que reclamaban la atención divina en petición de la fértil lluvia.
Barlovento es el único municipio que tiene dos baladeros que, en tiempos históricos, se les dio el nombre de bailaderos. Los más supersticiosos creían que las brujas practicaban sus danzas y aquelarres en estos espacios mágicos abiertos al cielo.
TRADICIÓN de viejos oficios entre húmedos bosques
La explotación forestal de los húmedos bosques norteños forma parte de la historia del Municipio; desde siempre, las gentes han sabido vivir de este abundante recurso natural que siglos atrás sufrió el acoso de las hachas de los que buscaban un modo de subsistir. Esta actividad fue perseguida y se realizaba de manera furtiva; con grandes esfuerzos, los troncos se arrastraban aprovechando los desniveles del terreno hasta las zonas costeras donde eran embarcados para su exportación.
Leñadores y carboneros perviven aún en estos agrestes parajes como viejas leyendas de lo que fueron oficios muy tradicionales en la Localidad. Como parte integrante de un paisaje eminentemente rural los fejes de varas, cujes y horquetas se apilan junto a las carreteras; por el contrario, las humeantes hornas que el carbonero prepara de forma meticulosa son cada vez más escasas. Ellos hacían acopio de abundante leña y la recubrían con tierra y estiércol formando montañas que ardían lentamente durante varios días hasta lograr el preciado carbón vegetal.
En los altos del caserío de Gallegos existen antiguos hornos de brea donde se cocía la resina del pino que se utilizaba para calafatear las naves, cerrando las juntas entre las maderas.
Paradójicamente aquí crece el pino más ancho de la Isla; el paso del tiempo dibuja nuevos anillos en el centenario tronco del Pino Machín.
FESTEJOS con memoria histórica
El concepto de festividad ha variado con los años; antaño ir a buscar sal al mar o cooperar en las tareas del campo a cambio de una abundante comida (gallofa) eran motivo de fiesta. En estos ambientes se entonaban y bailaban piezas folklóricas como el Serinoque, cho Juan Perenal o la Caringa, que fue traída de Cuba.
En el Municipio tiene particular interés la celebración de la Cruz en el mes de mayo; en este día, en Gallegos, las mujeres son las encargadas de portar la cruz en procesión; también se engalanan las cruces en Las Cabezadas y se organiza un gran almuerzo campestre en La Laguna de Barlovento; antaño se sacaba a San Isidro a los campos para que trajera lluvia y fertilidad a los cereales.
El 23 de agosto tiene lugar la fiesta de La Virgen de La Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, a la que el barrio de Gallegos le brinda su devoción desde 1959.
Pero la fiesta más importante se celebra en honor a La Virgen del Rosario, también en el veraniego mes de agosto. Cada dos años se escenifica La Batalla de Lepanto en medio del estruendo de cañones y un fuerte olor a pólvora. Esta imagen mariana fue la protectora de la expedición española en dicha batalla naval. Una singular puesta en escena rememora la victoria de los cristianos sobre los turcos otomanos; los diálogos entre el castillo y las naves enfrentadas nos dan su particular visión de este episodio histórico.
SUGERENCIAS
Un sugerente mundo multicolor está por descubrir en Barlovento; bajo sus densos bosques, lomos, laderas, montes y costas discurre una red de antiguos caminos transitados desde tiempos prehispánicos.
La humedad se torna agua que fluye entre las numerosas fuentes y el frescor de los vientos alisios envuelve los ambientes de este particular territorio, marcado por profundos barrancos que se dibujan como hondas cicatrices orográficas en las que el hombre ha aprendido a vivir.
Sin duda, la belleza paisajística es el mayor atractivo de la Comarca, con la práctica del senderismo podremos conocer más ampliamente el Municipio.
En tal caso, les proponemos una excursión que parte desde el Pueblo y pasa por los diferentes caseríos -La Tosca, Topaciegas, La Palmita- hasta concluir en Gallegos, barrio que en tiempos pasados fue el más poblado de la zona.
Otra opción a tener en cuenta es el camino Real que se inicia en el Barranco de La Herradura y discurre angostamente hasta Las Cabezadas, culminando en La Laguna de Barlovento.
Por último, para los más dinámicos, le sugerimos el duro itinerario que comienza en las cumbres, en el Lomo de Las Cebollas, y serpentea a través de una pista forestal, salvando grandes desniveles, hasta Los Llanos de Gallegos; esta ruta se puede efectuar a pie o en bici de montaña.
PUNTOS DE INTERES
La iglesia de Nuestra Señora del Rosario
Se cuenta que el pueblo surgió en torno a un cruce de caminos; en este punto de encuentro los campesinos que llevaban sus productos hacia los asentamientos más poblados descansaban, dialogaban y llegaban a acuerdos comerciales practicando el trueque (intercambio) de mercancías.
En esta húmeda y ventosa vertiente norteña fue tomando carácter el núcleo poblacional en el que destaca la iglesia de Nuestra señora del Rosario. El edificio consta de una sola nave de grandes proporciones, se inició en 1581 y fue ampliada en el siglo XVII. La cabecera está separada del resto por un arco de toba roja; en ella se aloja un hermoso retablo que contiene la imagen flamenca de La Virgen del Rosario. Otros tesoros artísticos como el crucifijo mejicano del siglo XVI o la talla barroca de La Virgen del Carmen, enriquecen el patrimonio del Templo. Bajo el coro se encuentra la pila bautismal de cerámica vidriada y en la espadaña resuenan las campanas que proceden de un ingenio azucarero cubano.
Mirador de La Tosca
Muy cerca del Pueblo encontraremos el magnífico mirador de La Tosca con amplias vistas sobre la comarca norte de la Isla, de profundos barrancos y estrechos lomos que se precipitan sobre las acantiladas costas.
Los caseríos de Gallegos, La Palmita, Topaciegas y La Tosca visten un paisaje donde se respira tradición y se siente el aislamiento que el propio relieve ha marcado.
Al pie del mirador envejece un bosquete de dragos junto a casas de piedra seca. Su sabia fue codiciada en la antigüedad por sus propiedades terapéuticas y su copa verde era aprovechada como alimento del ganado y en labores de artesanía. La envergadura de estos emblemáticos vegetales despierta la admiración de los visitantes que se asoman a este pintoresco lugar.
La fuente de Las Mimbreras
Una pequeña zona recreativa se haya acondicionada con mesas y fogones, ideal para hacer un alto en el camino y gozar de este exuberante medio natural.En la antigua vía que comunica a Garafía con Barlovento se sitúa la fuente de Las Mimbreras.
Sus frescas y puras aguas fluyen entre la acusada penumbra de los bosques de laurisilva. Árboles de gran porte como los laureles, viñátigos, palos blancos y mimbreras crecen en estas latitudes donde la humedad tapiza de musgo las piedras.
El faro de Punta Cumplida
En el extremo más septentrional de la Isla el faro de Punta Cumplida luce sus destellos, en las noches, desde 1867. Su cuerpo pétreo y antigua óptica fueron remodelados; hasta lo más alto ascendía el torrero a través de las enroscadas escaleras que llegaban a la linterna; desde allí ojeaba el horizonte y sentía el rumor del fuerte rompiente.
Muchas anécdotas se han narrado con el paso de los años; se cuenta que el viejo faro fue testigo de la presencia de submarinos alemanes y americanos durante la II Guerra Mundial.
Llegó a funcionar con aceite de oliva y petróleo como combustibles; ya, cerca del siglo XXI, sigue alertando a los navegantes que cruzan el Océano.
La costa y piscinas de La Fajana
Con la brisa que llega del horizonte cargada de salitre admiramos el litoral de Barlovento carente de playas y con una fisonomía irregular llena de contrastes. Entre Oropesa y Gallegos la fuerza marina ha creado unos impresionantes acantilados de hasta 200 m.; sin embargo, el agreste paisaje se suaviza más desde Punta Cumplida hasta La Caleta de Talavera. Aquí se sitúa el antiguo puerto por donde se embarcaban los frutos hasta bien entrado el siglo XX, que junto al Porís de Gallegos han constituido las únicas vías de comunicación marítima.
En La Punta del Engaño o Punta Cumplida destaca el torreón del faro y a corta distancia están las piscinas de La Fajana. Antiguamente existían en este lugar unas charcas donde los barloventeros remojaban el lino y recogían la sal, pero en la actualidad constituye un singular espacio de ocio. Un conjunto de piscinas naturales nos invitan al baño en esta zona recreativa donde se permite acampar.
La Laguna de Barlovento
En la parte alta del municipio “del viento” se sitúa el mayor embalse de la Isla, un moderno sistema de impermeabilización permite almacenar cinco millones de metros cúbicos de agua. El terreno arcilloso de un milenario cráter volcánico se encharcaba en los lluviosos inviernos formando lagunas naturales, dándole nombre al lugar.
Aquí se ubica una amplia zona de recreo, provista de toda la infraestructura necesaria para recibir al visitante; merenderos, mesas, fogones, servicios, parque infantil… hacen de este popular enclave un sitio ideal para acampar o pasar un día campestre.
Sus paseos y espaciosas llanadas están repobladas con vegetación de laurisilva y desde el mirador de La Laguna disfrutaremos de hermosas panorámicas hacia las costas y las verdes cumbres.
Centro de Artesanía Las Mimbreras
El alma y la memoria popular laten entre el gremio artesano que con acierto ha sabido siempre aprovechar lo que el medio le ofrecía. En este territorio de rojas tierras existe el topónimo de las mimbreras; sin duda, las labores del mimbre toman particular protagonismo en Barlovento. En las zonas húmedas, entre el monteverde, crecen las mimbreras y sus finas ramas, de color oscuro, se transforman con maña en ceretas, canastas, costureros o robustos cestos para cargar estiércol. Esta, unida a la cestería de hoja de drago y de colmo se hacían necesarias para los trabajos del campo.
Antaño los telares formaban parte del mobiliario doméstico, las mujeres tejían en ellos las cálidas lanas, lino y las viejas telas que se reciclaban para confeccionar las tradicionales traperas multicolores.
Minuciosos bordados, labores de ganchillo y macramé, cerámica, trabajos en madera, creaciones sobre papel, de tradición venezolana, y una variada gama de productos se muestran en el Centro de Artesanía de Las Mimbreras. En este pequeño recinto, ubicado en La Laguna de Barlovento, podremos adquirir estos trabajos inspirados en el pasado, mezcla de arte y habilidad.